Historia del Gobierno Electrónico

Desde la AICD (Agencia Interamericana para la Cooperación y el Desarrollo) hemos percibido siempre al gobierno electrónico como el único camino para cumplir con nuestra tarea de contribuir al fomento de la transparencia y la eficiencia en el sector público, facilitar el acceso de los ciudadanos a servicios públicos, promover la actividad económica y, en definitiva, impulsar el desarrollo económico y social de América Latina y el Caribe. Este documento culmina una etapa de aportes de la AICD al gobierno electrónico en la región que incluye numerosas actividades de formación tanto en línea como presencial, misiones de asesoramiento técnico, documentación y diseminación de mejores prácticas, creación de redes de expertos, etc.
Los artículos incluidos en este documento no dejan lugar a muchas dudas acerca de la consolidación del gobierno electrónico en la región. Como se muestra más adelante, muchos países de Latinoamérica cuentan con planes sólidos de gobierno electrónico y varios han desarrollado avanzadas soluciones de e-gobierno que se han convertido en referencia internacional. La ilustración más clara del papel trascendente que el gobierno electrónico comienza a jugar en la transformación de América Latina y el Caribe es la recientemente celebrada Cumbre de Presidentes de Monterrey, cuya Declaración de Nuevo León dedica un párrafo al gobierno electrónico y a su importancia para el progreso de la región.

Por otra parte, América Latina Puntogob ha permitido a la AICD colaborar con una institución del prestigio de FLACSO (Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales), cuyas contribuciones a la agenda económica y social de América Latina son tan importantes en número como valiosas en contenido. Esto documento fruto del esfuerzo conjunto de FLACSO y de la AICD, quiere ser un herramienta de apoyo a los esfuerzos de modernización y transparencia que los gobiernos de la región están llevando a cabo y reafirma el compromiso de la AICD con un tema como el gobierno electrónico, que se está convirtiendo en elemento clave del desarrollo de América Latina y El Caribe.
  Desde la irrupción de Internet se han generado altas expectativas respecto a su impacto en el ejercicio de la política y la democracia. Desde el punto de vista del Gobierno la utilización de Internet porta la pro-mesa del aumento de la eficiencia y la generación de ahorros, mayor transparencia en la gestión y mayor cercanía a la ciudadanía. Desde el punto de vista de la ciudadanía las expectativas apuntan a que se puede acceder a más y mejor información, se puede ejercer control a las autoridades, aumentar los espacios de influencia y, en general, aumentar la eficiencia en el uso del tiempo y los recursos.
En forma paulatina, las instituciones públicas y políticas están siendo presionadas por una ciudadanía que ya ha comenzado a cuestionarla forma tradicional de hacer las cosas. Antes que Internet lo permitiera, nadie habría imaginado acceder a todos los archivos con la votación de cada parlamentario, o hacer trámites en línea, reclamar por un mal servicio desde la casa u oficina.
Esta creciente comunicación entre Estado y ciudadanía por medios electrónicos ha sido un componente novedoso del proceso de modernización del Estado. Lo nuevo, sin embargo, no es el uso de la tecnología en sí, sino la posibilidad de abrir canales de comunicación cada día más directos para acercar a autoridades y ciudadanos. Es una nueva forma de mediación que afecta, sin duda alguna, los esquemas tradicionales de representación. Otra arista de éste ámbito de observación se relaciona con la posibilidad futura del voto por Internet, como uno de los grandes avances que ayudarán a resolver problemas prácticos en la realización de elecciones.
No obstante las diversas promesas y expectativas asignadas al rolde la tecnología en la política y el desarrollo, América Latina posee bajos índices de acceso a las nuevas tecnologías. En América Latina el promedio de acceso es de un 5% de la población total, mientras que en países como Corea, Finlandia, Canadá y Estados Unidos más del 60% de la población accede a Internet.
La brecha digital entra al reducido grupo de temas de prioridad para el desarrollo. Probablemente la Brecha Digital y el control del VIH (Virus Inmunodeficiencia Humana) son hoy en día los temas más relevados en las agendas de los organismos internacionales. Ha aumentado significativamente la demanda por información y conocimiento en esta materia y se multiplican los estudios de buenas prácticas, los rankings de países y se enciende la luz amarilla respecto a las amenazas que implica tener un mundo fisurado, esta vez por el acceso a la información.
Este proceso de institucionalización se consolida con la convocatoria de Naciones Unidas para la primera Cumbre Mundial de la Sociedad de la Información que se realizará en dos etapas. La primera sesión se realizó en diciembre del 2003 en Ginebra y la segunda parte en Estambul el año 2005.
“América Latina Puntogob” nos propone mirar los procesos de modernización del Estado y de inserción en la Sociedad de la Información de manera amplia y comparada, destacando aquellos factores críticos en la implementación de proyectos de gobierno electrónico.
Al presentar este libro me permito destacar la pertinencia que tiene para América Latina los trabajos que conforman este libro. Destaco además la confluencia en esta publicación de destacados profesionales de América Latina, España y Canadá quienes, desde distintas posiciones, han estado involucrados en los procesos de toma de decisiones, así como en la reflexión académica sobre la inserción de América Latina en la Sociedad de la Información. Expreso el agradecimiento de FLACSO - Susana Finquelievich, Mila Gascó, Ester Kaufman, Claudio Orrego, Ana María Raad, Katherine Reilly, Raúl Pacheco y Francisco Proenza, así como a Rodrigo Araya y a Miguel A. PorrúaInteramericana para la Cooperación y  el Desarrollo de la OEA (Organización de Estados Americanos) y a su Director General, Ronald Scheman, por esta fructífera colaboración.